Las matemáticas son una parte fundamental de la humanidad; ha sido siempre un gran aliado intelectual para el complejo desarrollo de la sociedad.
Esta historia ha sido larga, lo suficiente como para que se cumpla una de las constantes de la cotidianidad de cualquier persona o de cualquier situación: los momentos incómodos ¿A quién no le ha pasado algo que haya avergonzado hasta tal punto que quisiera ni siquiera recordarlo? ¿Quién no ha visto cómo sus planes se desvían de lo originalmente estipulado? ¿A quién no ha tomado por sorpresa un hecho alguna vez? Definitivamente a todos nos ha pasado algo parecido al menos una vez en la vida.
A continuación te presentamos algunos de esos momentos divertidos o inesperados contados de manera amena y sencilla:
De la superstición a la razón
Prácticamente desde el comienzo de los tiempos, muchos de las cosas que rodeaban al ser humano eran atribuibles a un montón de cosas sin explicación lógica, que partían del desconocimiento humano, es decir, la mitología y creencias primitivas. Si llovía era porque así lo quería el dios de la lluvia, si las cosechas eran buenas era porque así lo deseaba la diosa de la abundancia, o de la agricultura, o como se haya llamado en cada una de las civilizaciones.
A pesar de haber tenido ciertos roces con el conocimiento puro, la sociedad no había dado el paso de comprender que las matemáticas eran la máxima expresión de la realidad misma y que a través de ella se podían reflejar muchas de las cosas que se ven en el día a día. Es ahí cuando entran los griegos, más específicamente Pitágoras y pone en riesgo todo el pensamiento colectivo al avanza a pasos agigantados hacia una nueva noción de los números y de la manera de ver al mundo.
La creación del cero
Los avances matemáticos tenían lugar en prácticamente todo el mundo de manera paulatina pero en ocasiones inconexa, en parte debido al aislamiento de unos pueblos con otros. Esto de cierta manera retrasó el progreso de toda la ciencia pues no se podía tener un consenso ni se podía compartir información como se hace hoy en día. Esto hizo que durante siglos las civilizaciones europeas y de casi todo el mundo tuvieran que llevar sus cuentas de una manera poco práctica.
No obstante, en la India aproximadamente en el siglo XI a alguien se le ocurrió la brillante idea de designar un símbolo a una cantidad “vacía” pero que permitía aumentar el valor de otros números. Los árabes tomaron esta gran nación con el paso del tiempo la llevaron a Europa, donde las personas por fin pudieron salir de la incomodidad que generaba la inexistencia del cero.
Una gran matemática asesinada
Hipatia nació en Alejandría (actual Egipto) aproximadamente a mediados del siglo IV. Con el paso de los años salió del molde de lo que estaba establecido y habiendo adquirido de su padre el amor por las matemáticas y la ciencia, comenzó a progresar en muchas de las ramas del conocimiento hasta que llegó a un nivel bastante más alto que el promedio.
En una sociedad griega, donde casi todos los maestros eran hombres, Hipatia comenzó a impartir clases y a “esparcir” todo aquello que sabía, entre lo que destacaba la astronomía, la filosofía y por supuesto las matemáticas.
Por una serie de conflictos en el poder que se relacionaban con esta gran intelectual, quien no estaba a favor del abuso de poder con un trasfondo religioso, un grupo de cristianos se acercaron hasta la ruta que hacía en carreta hasta su casa, la golpearon y apedrearon hasta matarla. Era entonces el trágico fin de una de las mentes más brillantes de su época.